Antes de que veas a tu esposa (o) otra vez durante el día, reza por ella (él) y por sus necesidades. Sea fácil o no para ti, dile “te amo”, después exprésale tu amor de alguna manera tangible. Regresa a tu oración con Dios y agradécele por darte el privilegio de amar a esta persona tan especial, incondicionalmente, de la misma manera en que Él los ama a ambos.
Cuando mi marido yo comenzamos a tener problemas al principio de nuestro matrimonio, en mucho se basó el deseo de que fuera el otro quien pusiera más motivación, quien luchara más, quien diera más. Después de todo el proceso lastimoso que vivimos, cuando decidimos que valía la pena volver a intentar, volver a empezar, nos dimos cuenta que nuestra motivación no debía de partir del otro, ni siquiera de nosotros mismos, sino de la necesidad de agradar a Dios, de darle honor y gloria con nuestra actitud, con nuestra relación, con nuestra familia. En el momento en que " lo incluimos," en ese momento se enderezaron las cosas.
1 comentario:
¡Dios llena toda nuestra vida!
Eso entendí Tere.
Voy a decir como cuando era niña:
¡JUGAMOS PERDIMOS PERO NOS DIVERTIMOS!
Besos.
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