Decídete firmemente a guardar los secretos de tu cónyuge (a menos que sean peligrosos para alguien) y ora por ellos. Habla con tu cónyuge y resuélvete a demostrarle amor a pesar de cualquier cosa. Realmente escúchale con atención cuando él o ella comparta sus pensamientos y conflictos íntimos contigo. Haz que se sienta seguro (a).
Yo soy de mi amado y mi amado es mío. (Cantar de los Cantares 6:3)
Uno de los grandes problemas que tuvimos al principio de nuestro matrimonio, mi esposo y yo, fueron precisamente las indiscreciones de uno y el orgullo e incapacidad para perdonar del otro.
Tuvimos que aprender de una manera muy dura y desgastante para nosotros, que la initmidad en un matrimonio es una parte importante y básica de éste. Que no podemos ir por ahí contando nuestras cosas, por muy amigos que sean quienes estén dispuestos a escucharnos. Hoy por hoy, hemos superado estos aspectos gracias a Dios y a la comunicación que hemos desarrollado; también a la amarga experiencia que vivimos hace 15 años.
3 comentarios:
¡De acuerdo!
Tere, tienes toda la razón, y pienso que esto va para cualquier relación.
Besos
Así es María, la confianza es en donde se basa cualquier relación. Yo tengo la dicha de contar con muy buenos amigos desde hace muchos años y una de las cosas de las que me siento orgullosa es del reconocimiento que he tenido alguna vez a mi discreción. Sin embargo, todos ellos son igual de respetuosos y dignos de confianza.
Ahora, en un matrimonio esto debe ser básico, pues simplemente no podemos decir "córtalas" como cuando rompíamos una amistad cuando éramos niños. Así que, al igual que los anteriores, este consejo no pasa de moda y nos sirve de mucho recordarlo a diario para llevar a buen puerto nuestra relación matrimonial.
Saludos María.
Saludos Ale.
Publicar un comentario