sábado, 5 de junio de 2010

5. EL AMOR NO ES GROSERO


Pídele a tu cónyuge  que te diga las tres cosas de ti que le hagan sentir irritación o disgusto. Debes hacerlo sin atacarle o justificar tu comportamiento. Esto es solamente desde SU perspectiva.
Y por supuesto, hay que proponerse a sí mismo rectificar en los puntos que nos señale. Es un ejercicio que además de poner a prueba nuestra resistencia a la verdad incómoda, también nos ejercita en la paciencia del primer día y en la amabilidad del segundo. Si uno mismo lo está solicitando, no hay por qué sentirse atacado y por lógica no hay necesidad de defenderse. Deberíamos hacer esto con cierta frecuencia, para estar siempre atentos a lo que saca de quicio a nuestro cónyuge y rectificarlo enseguida.
http://www.lovedarestories.com/Default.aspx

3 comentarios:

Sor.Cecilia Codina Masachs dijo...

Creo que nunca se debe pereguntar a tu pareja, que es lo que más le malesta de ti,puede acabar con una guerra esta pregunta en la cual uno desea sicerase con el otro No estabos en general maduros para recibir críticas. Puede que a alguién le funcione, a mi me salió mal
Sor.Cecilia

Unknown dijo...

Híjole sor Ceci, ahora sí tengo que disentir con usted. Por supuesto que cada quien habla según como le va en la feria. Pero yo pienso que cuando una pareja se casa con la intención de vivir juntos para siempre, tiene que haber una comunicación total entre ellos. Hace poco me acabo de enterar por una amiga de internet, que puede haber parejas con muchos años de casados y que nunca se enteraron de ciertas cosas que al marido le disgustaban de ella. El marido murió amargado porque una de esas cosas que le disgustaban era una costumbre diaria que tenía la señora. Y ahora la señora vive también amargada y con remordimiento porque “si su marido le hubiera dicho…” ella hubiera podido hacer un esfuerzo por modificar ese hábito.
Tiene usted mucha razón cuando dice que no todos estamos preparados o tenemos la madurez de escuchar ciertas críticas, por eso este punto insiste en no atacar al otro o justificar el comportamiento propio. Pero en lo particular, creo que estamos menos preparados para aguantar toda la vida las cosas que nos disgustan de nuestro cónyuge. Por eso hay tanto divorcio, porque a la primera insignificancia que no se aguanta, se separan.
También estoy de acuerdo con usted en que esto puede desatar una discusión, aún cuando se nos advierte que debemos escuchar con atención y en silencio, sin discutir. Pero yo le puedo decir, con experiencia propia, que aunque sí se han desatado discusiones –a veces en tonos muy altos- entre mi marido y yo a lo largo de estos 15 años que llevamos, yo le agradezco enormemente las veces que me ha dicho que tal o cual cosa no le agrada. Y él, también ha luchado contra algunas cosas que él ha sabido por mi boca que no me agradan. Debo decir que una parte considerable de nuestro éxito en la relación ha sido precisamente esta, la comunicación, para los puntos buenos y para los puntos malos. Sin que esto tenga que significar de ninguna manera que hemos cambiado nuestra esencia como personas para convertirnos en algo que no somos. Debemos recordar que solo son los 3 puntos que más le hacen sentir al otro irritación o disgusto.
Así que podríamos distinguir en este punto que se debe hablar en unas cosas y con otras debemos ejercitarnos en el silencio amoroso.
Le mando un saludo afectuoso Sor Ceci.

Marita dijo...

Tienes razón. Cuesta aceptar la crítica.
Saludos