sábado, 20 de marzo de 2010

NOVENA A SAN JOSÉ 2


SEGUNDO DÍA
San José, modelo de esperanza
Durante tu vida, San José, fuiste hombre de esperanza. Con el pueblo de Israel, participaste de la esperanza de contemplar la redención de la humanidad. Y fue así como, unido a ti como el hijo al padre y en tu propia casa, vivió el Mesías. Fue evidente tu santidad y lealtad al Señor, y Dios, fiel a sus promesas, abrió nuevos horizontes de esperanza al género humano.
Únicamente y nada más que la esperanza en la salvación de María y de ti mismo, te hizo dar la bienvenida a Dios en tu vida. En las penalidades sufridas poco después, en el nacimiento de Jesús y en la huida a Egipto, tu fortaleza fue la esperanza inconmovible  en la santidad, el poder y la fidelidad del Señor.
Sin duda, de ahí la serena paz que irradiaba tu hogar. Tú sabías que, sin importar lo que pudiera ocurrirte, Dios siempre diría la última palabra.
San José, que sea en nosotros la esperanza como en ti. Frecuentemente somos excesivamente pasivos en el cumplimiento de nuestras diarias responsabilidades. Una y otra vez fallamos en nuestras promesas. Ayer prometimos dar algo de nosotros mismos y hoy actuamos con mezquindad; prometimos amor y hoy encontramos difícil amar; ofrecimos hacer el bien y al siguiente día confrontamos nuestras propias limitaciones.
Con cuanta frecuencia nos desalentamos. Consciente o inconscientemente abandonamos la esperanza diciendo: ¿Para qué? ¿Qué hay de bueno en todo esto?
San José´, enséñanos a tener esperanza frente a los obstáculos; el mal nunca vencerá a quien mira a Dios. Más allá de todas las debilidades estará siempre la misericordia del Creador. Confiemos solamente en Él. La esperanza es nuestra única forma de vida. Que la esperanza nos transforme, nos de seguridad y fortaleza en nuestra lucha diaria.
Amén.

En acción de gracias
¡Oh Dios! De generosidad infinita, creador por amor de todas las cosas, que gobiernas al mundo a través de tu Divina Providencia, te adoramos y te damos gracias por los incontables beneficios que has derramado sobre nosotros y muy especialmente, por concedernos el destacado privilegio de la protección de San José.
Con la ayuda de tu gracia, nos proponemos ser merecedores de las bendiciones de San José y siguiendo su ejemplo,  tratar constantemente de buscar tu aprobación a nuestras palabras y acciones. Que siempre podamos justificar nuestro ruego de considerarnos tus auténticos hijos; hermanos de Jesús e hijos de María.
Amén.
¡Oh Señor! permítenos ser justos
¡Oh Señor!, permítenos ser justos; no solamente devotos y generosos, no solamente luchadores por el imperio de la justicia; que seamos hijos de Dios para quienes Dios lo es todo. Que además de hermanos atentos a todas las miserias y dispuestos siempre al auxilio de los necesitados, seamos personas plenas de amor por Ti y para Ti, Señor. Que podamos verte y oírte en nosotros, siendo0 capaces de desdeñar el materialismo del mundo por tu sola presencia.
Necesitamos justos. Tómalos de todas parte, entre los pobres y los ricos, entre los analfabetas y los ilustrados, entre los laicos y los sacerdotes, de todos los caminos de la vida. Te lo rogamos Señor, por el amor de José, tu virtuoso padre adoptivo, en quien Tú mismo reconociste un gran justo.
Amén.
Para obtener un favor especial
¡Oh! Bendito San José, padre de tierno corazón, devoto guardián de Jesús, casto esposo de la Madre de Dios, yo te suplico me permitas alabar contigo a Dios Padre, a través de su divino Hijo quien murió en la cruz y resucitó para dar a nosotros os pecadores la vida eterna. Invocando el Santo Nombre de Jesús, ruega por nosotros para que el Padre eterno nos conceda el favor de _______________________ Hemos sido desleales al infalible amor de Dios Padre; implora la misericordia de Jesús para nosotros su hermanos. Que en medio de la esplendorosa y adorable presencia de Dios no olvidemos las penas de los afligidos, de los que oran, de quienes sufren. Que por tus oraciones y las de tu Santísima Esposa, nuestra Madre Bendita, por el amor de Jesús, obtengamos respuesta a nuestro esperanzado ruego.
Amén.
Recordatorio a San José
Recuerda ¡Oh! Casto esposo de la Virgen María, que nunca se ha sabido de nadie que habiendo buscado tu ayuda e implorado tu intercesión, haya carecido de auxilio. Lleno de confianza en tu poder me apresuro a suplicar tu protección. ¡Oh! Padre adoptivo de nuestro Redentor, escucha mi humilde plegaria y por tu infinita bondad responde a mi llamado.
Amén.
Letanía de San José
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo óyenos.
Cristo escúchanos.
Dios Padre Celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.
Santa María, ruega por nosotros.
San José, ruega por nosotros.
Ilustre descendiente de David, ruega por nosotros.
Luz de los Patriarcas, ruega por nosotros.
Esposo de la Madre de Dios, ruega por nosotros.
Custodio purísimo de la Virgen, ruega por nosotros.
Nutricio del Hijo de Dios, ruega por nosotros.
Diligente defensor de Jesucristo, ruega por nosotros.
Jefe de la Sagrada Familia, ruega por nosotros.
José justísimo, ruega por nosotros.
José castísimo, ruega por nosotros.
José prudentísimo, ruega por nosotros.
José fuertísimo, ruega por nosotros.
José obedientísimo, ruega por nosotros.
José fidelísimo, ruega por nosotros.
Espejo de paciencia, ruega por nosotros.
Amante de la pobreza, ruega por nosotros.
Modelo de los obreros, ruega por nosotros.
Gloria de la vida doméstica, ruega por nosotros.
Custodio de las vírgenes, ruega por nosotros.
Sostén de las familias, ruega por nosotros.
Consuelo de los desdichados, ruega por nosotros.
Esperanza de los enfermos, ruega por nosotros.
Patrón de los moribundos, ruega por nosotros.
Terror de los demonios, ruega por nosotros.
Protector de la Santa Iglesia, ruega por nosotros.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdónanos Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, escúchanos Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros.

Le hiciste Señor de tu Casa,
Y administrador de todos tus bienes.

Oremos: Oh Dios, que con inefable providencia te dignaste elegir a San José esposo de tu Santísima Madre, te rogamos nos concedas tenerle como intercesor en el cielo, ya que le veneramos como protector en la tierra. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.


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