Un mes de otoño. Por motivos profesionales un hombre de una empresa de electricidad va a un santuario de la Virgen. Uno de los ordenanzas que atienden el santuario aprovecha para entablar una conversación con él, animándole a llevar una vida cristiana y confesarse; no consigue nada: se define no creyente y todo resulta inútil.
Cuando el ordenanza le despide dando por perdidas las posibilidades de conversión de aquel hombre ateo convencido, observa que al pasar por una hucha del santuario, éste echa una limosna; por sus adentros se dice el ordenanza: "la llevas clara, porque si has dado algo a la Virgen, Ella se las apañará para darte más a ti".
Me contaba el ordenanza que al cabo de un par de años, aquel hombre volvió al santuario para saludarle: no sabía cómo, pero su vida había cambiado completamente; había vuelto a la fe y se había comprometido con Dios a seguirle de cerca, y entre sus compañeros y familiares había hecho un gran apostolado.
Santa María, para ir yo a Dios, y llevarle a mis amigos y familiares, el camino más seguro y corto eres Tú: darte algo, aunque sea poco y casi diría que sin fe, significa que Tú haces el resto. Durante este mes trataré de ayudar a algunos amigos míos (puedes decirle, ahora, quiénes en concreto) a que hagan algo por Ti. Quizá, haciendo una romería, o dándoles una imagen de la Virgen, o rezando juntos una oración.
MADRE AMABLE
¡OH SEÑORA MÍA, Oh Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a ti; y en prueba de mi amor de hijo te consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, Madre buena, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén.
2 comentarios:
¡QUE preciosa anecdota!, Ella, es de su HIJO y por eso siempre da, siempre devuelve el ciento por uno. Que grande es Dios con nosotros, que se manifiesta y nos busca a través de su MADRE... A Jesús por María.
BESOS.
Además ARCENDO, me parece esperanzadora. Hay muchas personas por ahí como este señor de la anecdota, que dicen no creer en Dios ni en la Virgen; sin embargo, son buenas personas que se interesan por los pobres o que no les duele el bolsillo para dar una ayuda. Estas personas son una gran esperanza, porque su corazón es como tierra fértil para que Dios siembre en ellos buena semilla. Sólo hay que esperar los tiempos de Dios y no presionarlos nosotros mismos, para no provocar el endurecimiento de ese mismo corazón.
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