sábado, 8 de mayo de 2010

8. CAUSA DE NUESTRA ALEGRIA


Si en alguna ocasión podemos repetir con mayor razón y oportunidad que en cualquier otra, aquella invocación de la letanía del rosario: “Causa de nuestra alegría”, esa ocasión es ahora cuando celebramos el mes de María.
Y esto, porque María es la “causa de la alegría” que inunda al mundo entero. Es más, la alegría no sería completa si la mirada no se dirigiese a Aquella que, obedeciendo totalmente al Padre, engendró para nosotros en la carne al Hijo de Dios.
Tampoco sería completa esa alegría si no pusiéramos en práctica lo que ella le dijo a los sirvientes en las bodas de Caná y nos va a estar repitiendo a lo largo de nuestras vidas: “Hagan lo que Él les diga”.


Santa María, ¡Madre de Dios y Madre mía! Eres más madre que todas las madres juntas: cuídame como Tú sabes. Grábame, por favor, estas tres cosas que dijiste:
"NO TIENEN VINO": presenta siempre a tu Hijo mis necesidades y las de todos tus hijos.
"HACED LO QUE ÉL OS DIGA": dame luz para saber lo que Jesús me dice, y amor grande para hacerlo fielmente.
"HE AQUÍ LA ESCLAVA DEL SEÑOR": que yo no tenga otra respuesta ante todo lo que Él me insinúe.

Adaptación del Misal Anual 2000

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