Durante dos meses y medio hemos sido bombardeados y también
hemos bombardeado desde nuestras trincheras con un sinfín de publicidad
política a favor y en contra de distintos partidos y candidatos. La gran mayoría de las veces han sido cosas
muy cómicas, haciendo gala de los comentarios chuscos y hasta burlones como
solo los mexicanos sabemos hacerlo. Hemos sido testigos de grandes giros en las
preferencias electorales, y de un montón de artimañas a las que han recurrido
los partidos políticos para hacernos creer lo que ellos quieren hacernos creer.
Durante este tiempo, personas como Enrique Peña Nieto se han
encargado de hacerse el harakiri solito y su alma con el tropezón que tuvo con
los estudiantes de la IBERO.
Hemos visto cómo Josefina Vázquez Mota ha perdido
hasta la compostura tratando de recomponer el camino que perdió desde que
incluyó en su gabinete a una persona tan nefasta como Molinar Horcasitas.
Hemos
sido testigos del cambio amoroso de Andrés Manuel López Obrador, un cambio que
no es al 100% porque de repente se le olvida el script y retoma su actitud desconfiada
de siempre, su sospechosísmo barato, y su paranoia poniéndose a la defensiva y
argumentando que si no gana, es porque hubo fraude, desestimando desde ahora la
decisión de los mexicanos que seremos unos ignorantes y traidores si no votamos
por él.
Debo decir que estoy plenamente consiente de que la verdad no
existe, no convive con ninguno de estos tres políticos contendientes. Todos
deberíamos saberlo. Quienes lo nieguen estarán negando la esencia misma de los
políticos. Quien me diga que su candidato o su candidata es 100% honesto,
seguro vive en fantasyland o algo por el estilo o de plano ya perdió la
chaveta. Para mí, esta ha sido la ventaja de no pertenecer ni estar
comprometido con ningún partido político: que puedo tratar de ser objetiva,
pues nadie me da nada a cambio de mi favor electoral, de mi propaganda, de mi
preferencia. No recibo regalos, ni beneficio alguno.
Dentro de mis amistades, hay quienes tienen preferencia por
cada uno de los diferentes candidatos a la presidencia; por tal motivo, y
porque todos sabemos que la política es uno de esos temas ríspidos que se deben
evitar habitualmente, he limitado mis comentarios y mantenerme lo mas posible
en un ambiente mesurado (fuera de los chistes, que se que no a todos le caen
bien). Me parece que si nos llenamos la boca de pedir y hasta exigir respeto
hacia nosotros, lo mínimo que podemos hacer es respetar también a los demás y
ser mesurados y considerados con la susceptibilidad de los amigos, amistades y
familiares que no piensen como nosotros.
Tal vez estoy haciendo mal al decir lo que voy a decir a
continuación, tal vez habrá quien se rasgue las vestiduras y me diga que hago
mal al “mezclar” dos temas que ya de suyo son difíciles individualmente, pues
cuantimás si me atrevo a juntarlos, pero la verdad, no sé cómo sepáralos uno de
otro. Es decir, mis principios morales, los que he aprendido a lo largo de mis
años conociendo acerca de Dios, lo que nos pide, lo que debemos practicar en
nuestra vida diaria, no lo puedo sustraer de ella precisamente. Y parte de mi
vida, lo forma el gobierno de mi país y las decisiones que éste toma. Yo
aprendí de un gran hombre llamado David Barbosa, que la justicia social es algo
que debemos perseguir siempre como buenos ciudadanos; que debemos velar, desde
nuestro espacio, por la libertad, por la justicia, por la equidad, por el
respeto; y también aprendí de él y de otro extraordinario ser humano llamado
Humberto Sánchez, que no solo debo pensar en mí a la hora de reflexionar acerca
de un nuevo gobierno y su dirigente, sino en el bien común, en lo mejor para
las mayorías, etc.
Hoy por hoy, estoy tratando de hacerlo, me he tomado mi tiempo
para escuchar lo más que he podido; he escuchado lo más objetivamente lo que
opinan los representantes de diversos sectores de la sociedad; he visto cómo se
ha ido “moviendo” mi país; me he imaginado a mí misma votando por opciones
diferentes y he tratado de imaginar al México que voy a vivir, gobernado por
diferentes sujetos.
Se que el voto es secreto, pero después de tanto ir y venir,
dimes y diretes, votaciones, encuestas, sondeos, etc. No me siento bien si no
digo lo que pienso y lo que siento.
Y lo voy a hacer porque, por lo
menos a mí, me ha convencido la manera en que se ha llevado al país en los
últimos 12 años. Porque me gusta su propuesta y su línea de gobierno, porque
comulgo con sus ideales y porque creo que, a pesar de todo lo que dicen acerca
del gobierno, me parece que las cosas van por un camino decente. Que tal vez no
hemos ido todo lo rápido que muchos quieren, pero que hemos ido creciendo y
tenemos reservas económicas suficientes que servirían para rescatar a otros
países de su crisis si éstos las tuvieran. Alguien decía por ahí que para qué
nos sirve tanto dinero si no lo utilizamos y no se generan empleos. Yo –tal vez
me digas que no tengo idea de lo que hablo- lo comparo con un matrimonio recién
formado. Yo quisiera saber si aquel que se casa bien y piensa con inteligencia,
en lugar de ahorrar primero algo, se destapa sin ton ni son a comprar casa,
auto, bienes en general. Yo creo que lo mas sabio es ahorrar y planear para el
futuro, para que cuando se decidan a comprar una casa o a invertir en un
negocio, lo hagan con tranquilidad, sin endeudarse, sin arriesgarse a que venga
una crisis y lo pierdan todo. Al contrario, con capital ahorrado, podrán escoger
la casa que más les guste, que mas les convenga e invertir en el negocio que
quieran y no en lo único que les alcanza. Bueno, pues nosotros, gracias a los
dos gobiernos del PAN, ya tenemos esos ahorros guardados (las reservas del
gobierno), listos para ser invertidos en cosas útiles para nuestro país, pero
considero un poco injusto que ahora vengan otros a disfrutar y pararse el
cuello con esas reservas que han costado tanto trabajo. Si gana el PRI, seguro
se va en pagar todos los favores y compromisos obtenidos durante la campaña y
si gana el PRD, seguro lo “reparte” como ha sido la versión populista de su
campaña “dinero para todos”.
Yo te pregunto: tú ¿cuántos años de casado has vivido antes
de poder comprarte los bienes que quieres?
Yo creo que con un periodo más con el PAN, empezaríamos a ver
los resultados que realmente queremos la mayoría de los mexicanos, que
empezarían a reflejarse positivamente los resultados de las gestiones que se
han ido construyendo. Eso es lo que pienso yo, que sería benéfico para México.
Tal vez habrá quien piense: “claro, eso lo dices porque seguramente gozas de
buena posición y eres de los que han sido beneficiados con las políticas
injustas del gobierno”. Pues no, no realmente. Yo pertenezco mas bien a la
clase pobre –ni siquiera a la media-, pero mi situación no ha ido hacia abajo,
he ido saliendo de mis deudas –adquiridas desde el gobierno de Zedillo-, he
podido obtener algún crédito, mi esposo ha podido conseguir trabajo, al igual
que yo; que tal vez no sea el trabajo mejor pagado del mundo, pero se consigue
porque queremos trabajar y porque estamos consientes de que las ganancias
dependen de nosotros, de nuestro esfuerzo, de nuestra honestidad, de nuestra
dedicación, y no nos pasamos la vida echándole la culpa al gobierno de que no
hay trabajo. Trabajo hay, lo que no hay son ganas. Muchos quieren empezar de
gerentes y no se preparan lo suficiente para ello, se la pasaron vagando en la
universidad o comprando documentos, etc. Debo decir que, por gracia de Dios
tengo muchos amigos, bueno pues ni uno de ellos es desempleado; y la gran
mayoría tiene un buen empleo, bien remunerado. Tal vez no tanto como ellos
quisieran –siempre queremos más, culpa del consumismo, no del gobierno-, pero
que alcanza para vivir muy dignamente.
Lo único que me atrevo a pedir es que cerremos filas ante el
nuevo dirigente nacional. Yo se que incluso para mi será muy difícil si gana el
PRI, pero haré todo el esfuerzo para por lo menos quedarme callada sin insultar
y respetando lo que haya sido la voluntad popular. Si algo me ha dado pena y
hasta vergüenza ha sido ver, escuchar y leer a personas supuestamente instruidas,
profesionales de la educación expresarse como verduleros acerca de Felipe
Calderón poniendo apodos baratos y soeces a quien, para bien o para mal es el
presidente de México. Maestros que no saben lo que es inculcar en los niños
adolescentes y jóvenes el respeto a la investidura si ésta la ostenta alguien
que simplemente no les gusta. A mí no me gusta mi gobernador, ni el anterior, pero
jamás nadie me escuchó decirle un apodo ni mucho menos un insulto. Me expreso
como es mi derecho, si no me gusta, si me parece despreciable lo que hace, pero
las palabras soeces y los apodos las dejo para aquellos que no tienen instrucción
académica o moral aprendida en casa, ni sentido de la responsabilidad en
cualquier espacio donde se paren, no solo en el aula frente a los alumnos.
De ninguna manera me atrevería a pedir, influir, exigir a
nadie que vote igual que yo. Esa es precisamente la razón para esperar a tener
18 años cumplidos para poder votar. Para tener la responsabilidad personal y
única de tomar una decisión y actuar en consecuencia. Creo que hay que ser
responsables en esto y no mandar a la guerra a los hermanos para después no
estar junto a ellos cuando vengan las épocas dificiles.
Y después de estas palabras, que quedarán de alguna manera
para testimonio futuro (para mí misma), me despido, preparándome para un
verdadero silencio respetuoso. Que Dios nos cuide, y que nos de al verdadero
dirigente que nos merecemos (¿o no?)
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