Ahora que el pasado 2 de abril estuvimos
recordando el DIA MUNDIAL DE CONCIENCIACIÓN SOBRE EL AUTISMO, me vino a la
memoria en grupo al que pertenecí de forma muy breve, solamente acudí a dos
campamentos. Sin embargo, la experiencia se me quedó marcada en el corazón
hasta la fecha.
No tengo idea si en otras partes
del mundo se hagan este tipo de campamentos, pero a mí la idea se me hacía
genial.
Eran campamentos para niños desde
0 años hasta 10 o 12 tal vez, no recuerdo si había límite de edad, pero lo
particular de éste era que en el mismo campamento acudían niños regulares junto
con niños especiales, con capacidades diferentes. No quiero nombrar ninguna
característica en particular, porque me declaro ignorante en este tema y puedo
cometer algún error que no quisiera, pero por supuesto que entre ellos había
autistas. Esto se hacía con la finalidad de integrar a los niños y
relacionarlos en una convivencia de tres días en donde teníamos juegos,
actividades, competencias, etc. Todos los niños aprendían a convivir con sus
pares, sin importar diferencias y aprendían a ayudarse y respetarse entre sí.
El grupo surgió de la idea de un
matrimonio que había pertenecido al grupo parroquial donde estaba yo, ellos
eran los tíos Laura y Carlos.
CAMINO era el nombre de este
grupo y como dije antes fue una de las experiencias tal vez más breves, pero más
enriquecedoras de mi vida.
En estas imágenes que les muestro
hoy, que son las únicas que pude rescatar de todo lo que se me echó a perder
con el tiempo, se muestra un poco del tema que llevamos en esa ocasión LOS
JUEGOS OLÍMPICOS.
Recuerdo que esa noche “desfilaron”
los equipos disfrazados según el país que se había escogido y realizaron un
baile representativo.
Este es mi equipo, un gran equipo
diría yo.
También me acuerdo con mucho
cariño de Lorenzo, el chico de rojo en el extremo izquierdo, al que le gustaba
mucho morder y había que estarnos cuidando nosotros mismos y cuidando a los
demás chicos. Era muy travieso, porque le daba mucha risa cuando saltábamos
para quedar fuera de su alcance; claro que no podíamos hacer otra cosa más que reír
con él al fin y al cabo.
Pero la nota particular llegó de
otro lado.
Recuerdo que la segunda noche se
realizó una actividad acerca de buscar un tesoro o algo parecido, los
servidores del equipo (los jóvenes que los cuidábamos) llevábamos a todos los
niños tomados de la mano a través de unos médanos cercanos (dunas). Mientras buscábamos
el tesoro, yo les iba diciendo que tuvieran cuidado donde pisaban y que
observaran muy bien a su alrededor. Como íbamos jugando y diciendo bromas, se
me ocurrió preguntarles a los que iban junto a mí si no tenían miedo. El primero
dijo que tal vez nos podía salir un lobo, pero el segundo –ese pequeñito que se
ve al centro, atrás de la silla, que se suponía era tímido y no hablaba casi nada ni con nadie-,
de repente habló, y muy serio él nos dijo que no había por qué tener miedo,
porque Dios nos cuidaba siempre y que Él iba con nosotros.
De más está decir a los que me
conocen, que no pude contener las lágrimas. Un pequeñito como él, me vino a
enseñar esa noche estrellada, en medio de la nada, que no hay momento alguno en
el que yo deba tener miedo. Por supuesto que hallamos el tesoro ¡Oh sí!, lo
hallamos antes que nadie, “el tesoro” en el corazón y la sabiduría de ese niño
que tenía problemas para hablar, pero que no dudó en hacerlo bien y para
siempre.
4 comentarios:
Feliz domingo de la Divina Misericordia Tere.
un abrazo.
Qué bonitas experiencias Tere, ojalá se hicieran muchos campamentos como ese :)
Saludos!
Como siempre!! Un sabio re..cortito...como olvidar esas bellas experiencias..lo estaba leyendo y también se me estruja el corazón de recordar las lecciones de amor que nos dieron esos niños!:)
Gracias Mento, por pasar por aquí y estar al pendiente.
Si Miriam, para mí fue una gran expreiencia, bastante cansado diría yo jajajaja para qué más que la verdad, pero era super edificante convivir con estos chicos, muy, muy lindo en verdad.
Charly, un dia nos deberías de contar algunas anécdotas del grupo, tú debes tener muchísimas.
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