Hace algunos días, mientras escribía el post sobre el perdón, recordé una experiencia vivida en mi grupo de oración hace algunos años. Estábamos en una reflexión acerca de la Crucifixión y cuando llegamos al momento en que Jesús pide al Padre que perdone a quienes lo agreden “porque no saben lo que hacen” nuestra oración dio un giro que nadie habría previsto momentos antes.
Fuimos inspirados para rogar por todas aquellas personas que hacen daño a los seres humanos: asesinos, malos gobernantes, violadores, terroristas, ladrones, narcotraficantes, guerrilleros, secuestradores y muchos más formaron parte de la oración elevada a Dios esa noche.
Cuando terminamos, los comentarios eran variados, pero todos nos sentíamos extraños, fuera de sitio, desubicados. Pero estábamos conscientes de que a eso habíamos sido llamados esa noche. En lo particular creo que Jesús nos dejó una enseñanza invaluable en ese momento en la Cruz, al interceder aún en esos momentos por aquellos que le hacían tanto daño. Pues efectivamente, ellos no sabían lo que hacían. Es decir, obviamente sí sabían que estaban matando a un hombre inocente, pero está claro que nunca se dieron cuenta que ese hombre era hijo de Dios.
De la misma forma, los hombres entregados a la perversidad actual, saben que están haciendo cosas fuera de la ley. Saben que están haciendo daño a muchas personas, pero no saben (porque no conocen a Dios), lo que están haciendo en contra de Dios y de sus hijos.
Aunque nos sintamos raros, creo que nuestro deber es poner en nuestras oraciones a todas esas personas que están entregadas al mal, que dañan, asesinan, roban, etc. a otros seres humanos. Ellos son, al fin de cuentas, quienes más necesitan de esas plegarias. Estoy convencida de que Dios las escuchará.
Aprendamos y repitamos junto con Esteban: “Señor, no les tomes en cuenta este pecado” (He. 7, 60)
Nosotros hagamos nuestra parte, que Él se encargará de la Suya (Rom. 12, 19-21)
4 comentarios:
Fíjate, Tere, que en esa misma línea, ayer, en mi oración de la tarde he rezado por unas personas que me hicieron mucho mal en un momento delicado de mi vida. Fue algo como lo que relatas, un hacerse cargo de que necesitan más oración que nadie.
Un beso
Desde luego, debemos orar por todos los que hacen daño, y por nosotros mismos, que si Dios no nos sostuviera, estaríamos en su lugar.
Compañeros, estamos en el mismo canal. Definitivamente no es algo a lo que yo, personalmente, esté muy acostumbrada. A veces me siento rara, pero sí estoy conciente que es un deber que nos enseñó Jesús.
Y si, por supuesto que también nosotros debemos estar en nuestras propias oraciones, puesto que tal vez no hemos asesinado a nadie, pero si hemos matado ilusiones, reputación, voluntades. Tal vez hemos violado derechos, límites. Puede ser que sea una ladrona de tranquilidad, de paz, de sueños.
En fin, que el que esté libre de pecado...
Un saludo afectuoso.
Es la gran enseñanza desde la cruz. Perdonar, excusar,amar.Pero yo creo que desde entonces el diablo ha crecido en odio, hoy si hay adoración a este espíritu delmal y muchos sí saben que lo que hacen. Existe el verdadero odio a Dios y hay que estar atentos. San pedro lo dice. El diablo acecha como león rugiente buscando a quien devorar. Otra cosa es el mal que se ignora, donde a veces cometemos acciones sin ser libres del todo. En fin, creo que el tema da para un gran debate. Pero quédemonos con elmensaje de Jesús: Perdonar.
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