De un tiempo acá ha proliferado en Internet una serie de mensajes que habitualmente se les llama forwards. Esto es porque también de manera casi mecánica solo se le da clic y se reenvía a toda nuestra lista de contactos.
Este tipo de mensajes casi siempre vienen en presentaciones Power Point, aunque también se encuentran en documentos de Word o en video.
Particularmente me han llamado la atención este tipo de mensajes, pues entre ellos podemos encontrar de todo. Desde los chistes, a veces blancos y a veces no tanto, videos, fotografías, pinturas, artículos de interés social, mensajes religiosos, hasta los mensajes de superación personal, etc.
Sin embargo, no es sobre los mensajes sobre lo que quiero reflexionar, sino de nuestra actitud ante ellos. Yo creo que el Internet es un arma de doble filo en donde podemos encontrar muchas cosas buenas, pero también muchas cosas malas que dañen nuestra persona (a veces hasta de manera física). Pero eso depende de la actitud que nosotros tengamos hacia lo que leemos, frecuentamos y aprendemos.
Casi, casi es tarea para un sociólogo analizar la manera en que estos mensajes entran a nuestra vida y pasan por ella, pero… ¿dejan algo?
De manera personal creo que habría que aprovechar la gran cantidad de mensajes, sobre todo los que nos guían a la reflexión personal, a la superación, al crecimiento, a la participación social, al desarrollo de las relaciones humanas, a la autoestima.
Es triste darse cuenta que aquel padre que golpea a sus hijos fue capaz de reenviar a diestra y siniestra el mensaje que le relata la experiencia sufrida por los niños golpeados y no hace nada por reflexionar y aprender y practicar.
O aquellas adolescentes, compañeras de clase, que se envían y reenvían mensajes de dignidad de la mujer, de noviazgo seguro, de respeto a los padres, para luego dejarse humillar por el novio, permite que le falten al respeto y no hace nada por mejorar la relación familiar.
O aquella madre de familia que con lágrimas en los ojos lee y relee mensajes que dicen “no pierdas el tiempo”, “dile a tus hijos que los amas”, “toca, abraza, besa, a las personas que amas”, “perdona”, etc. Y lo único que hace es dar clics sin proponerse hacer una de estas cosas en su propia casa.
Y qué decir de los que reciben fotos o artículos que denuncian catástrofes, injusticias, necesidades varias de gente desamparada y no son capaces de hacer algo, aunque sea sencillo: una contribución, una donación en dinero o en especie, una simple firma electrónica en un sitio de Internet, etc. como el caso de Amnistía Internacional o Derecho a Vivir que lo único que piden son firmas para contribuir en la lucha por los Derechos Humanos.
Creo que uno debe tener la capacidad para aprender aun de las cosas que a simple vista no traen ninguna enseñanza. Creo que debemos aprovechar la gran ventaja de tener casi a diario o en grandes cantidades mensajes que nos ayudan a mejorar nuestras vidas, nuestras relaciones.
Tal vez sería bueno dar menos clics y reflexionar más.
3 comentarios:
es verdad Tere! sobre todo, me pregunto si frente a la computadora no estamos quitandole tiempo a la vida, a veces , con el afan de investigar y ver cosas nuevas, nos podemos olvidar de las que somos responsables... es medio peligrosa esa atraccion de la pantalla!!
Un saludo desde Argentina, unidos!
Hola Tere; Estoy de acuerdo contigo. Internet es un universo donde, fácilmente, puedes encontrar de todo. Lo mejor y lo peor está a mano de cualquiera, menores de edad, etc. Yo cuido mucho que el acceso a Internet de los míos sea limitado y, desde luego, procuro ver las PPS antes de reenviarlas. Me sorprende cómo a veces me llegan presentaciones que son una mezcla de imágenes cristianas, mensajes zen y supersticiones. Y es que, como dices, no reflexionamos acerca de las cosas y enviamos lo primero que nos llega, o damos por bueno cualquier cosa. Un abrazo.
Hay mucha basura, mucha "mermelada" y más, pero algunos nos dejan una enseñanza, no me cabe duda. Ahora, que hacen perder tiempo y que facilitan una relación superficial también es verdad.¡Uf! como encontrar el justo medio de todo, Tere...
Besos
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