El pescador se hizo a la mar . .
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El primer recuerdo que tengo de
ti es en una de las múltiples fiestas que se hacían en tu casa, cantando, con
una guitarra en la mano y bailando al compás de una canción que se quedó
grabada en mi memoria y corazón. Nunca la había escuchado y nunca la escuché en
boca de nadie que no fueras tú.
Y de ahí en fuera, muchos de los
más memorables momentos familiares que tengo en el corazón, siempre estás
presente como uno de los protagonistas.
Todas aquellas reuniones en compañía
de amigos como Daniel y Paulino, en donde el ingrediente infantable era la
guitarra y tantos y tantos cantos que, desde mi visión de niña, no podía
entender completamente, pero que se quedaron en mi memoria por el gusto que
tenían todos al cantarlas, por el ambiente que se creaba entre ustedes de
entrañable amistad.
Llevando en su alma una dulce
ilusión . . .
El día de hoy, al igual que aquel
marinero, te hiciste a la mar y encaminaste tu barca hacia el horizonte. Te vamos
a extrañar, sí; pero sabemos que vas contento, que vas descansado, que vas en
paz.
Dejas atrás mucho amor; de tu
familia, de tus amigos, de tus empleados, de tus compañeros; de todos los que
de una u otra forma se relacionaron contigo.
Nos quedamos con tu generosidad, tu
compromiso, tu amor al trabajo honesto y dedicado, tu sentido del humor, tu
solidaridad, tu simpatía, el amor a tus hijos y a tu esposa.
Hoy te vemos partir, pero no
estamos tristes; te imaginamos feliz y libre. Hoy te digo adiós, al compás de
aquellas coplas que siempre me recordarán a ti.
Boga marinero, boga ya
Se perdió de vista el malecón
Y tu vela blanca sobre el mar
Será su último adiós
Boga marinero, boga ya
Se perdió de vista el malecón
Ya mi corazón llorando está
Porque el pescador se hizo a la mar
Boga marinero, boga ya
Se perdió de vista el malecón
Se perdió de vista el malecón
Y mi corazón se entristeció
Hasta siempre tío.